En los años 50 se reintrodujo el ciervo en Navarra en una zonas muy favorables para ello como el Macizo de Quinto Real y la Selva de Irati. Su gestión corrió a cargo del antiguo ICONA. Procedentes de Quintos de Mora (Toledo), el ensayo probó el enorme potencial del cervus elafus ibericus en ambientes más favorables que los Montes de Toledo de procedencia. Una densidad racional, semejante a la europea, contribuyó a estos sorprendentes resultados.
El éxito de ello radicó en una reintroducción en un hábitat excepcional para su desarrollo, un excelente conocimiento técnico de la especie, y una caza selectiva muy estricta que tuvo como resultado la obtención de los mejores trofeos del estado español, viniendo a cazarlos cazadores de todo el mundo.
Una vez que la Comunidad Foral de Navarra asumió las competencias autonómicas en materia de caza, el ICONA dejó de ejercer sus competencias, pasando a depender la gestión cinegética a la Diputación de la Comunidad Foral de Navarra, el cual se ha llevado a cabo a través del Servicio de Caza y Pesca por el equipo técnico formado por Enrique Castién e Isabel Leranoz.
Estos, en vez de haber continuado con la línea seguida hasta entonces que tan buenos resultados se habían obtenido, a nuestro entender, de forma errónea optaron por la prohibición de su caza, por lo que la población de ciervos, ausente de gestión y manejo, aumentó de forma descontrolada, en perjuicio de la calidad de sus ejemplares, a la vez que comenzaron a aparecer los primeros daños a cultivos y plantaciones forestales y las primeras colisiones de animales con vehículos en las carreteras, desarrollándose sus poblaciones por todas las zonas aledañas y dado que no se continuó con la caza selectiva que tan buenos resultados había dado hasta entonces, degenerándose la especie.
Esta sobrepoblación también a ocasionado a los bosques de estas zonas unos importantes daños que llegaron a afectar a gran parte de los nuevos brotes de las hayas, lo que dio lugar a que en la cuenta del Iratí se tuvieron que autorizar de forma precipitada la caza de 300 ejemplares en 3 años, con las quejas de todo el colectivo cazador que no podían comprender las prohibiciones anteriores y este tipo de autorizaciones tan bruscas, que no tienen otro origen y motivo que una falta de gestión de la especie, y una actuación improvisada a salto de mata conforme esta especie iba produciendo daños.
Una vez parado el golpe, en vez de aprender, y retomar el rumbo perdido, el citado equipo volvió a caer en el mismo error, reincidiendo en la limitación de su caza y en diseñar lo que según ellos sería la única zona en la que se toleraría la presencia de ciervos en Navarra, lo cual ha dado lugar a otra gran expansión de la especie, la cual cada vez va colonizando cada vez mas extensión de su territorio original, hasta el extremo de que al día de hoy se han extendido por el occidente hasta Baztán, La Ulzama, Basaburúa, llegando hasta el límite de la Autovía del norte. Por el oriente han llegado y traspasado los valles de Salazar y Roncal, y por el sur hasta las cercanías de Pamplona, Valle de Egües, empezándose a ver por los Urraules.
Sin embargo, en vez de gestionar correctamente las poblaciones actuales, actuando principalmente sobre machos selectivos y hembras jóvenes con el fin de mejorar la calidad de los trofeos a la vez que mantener equilibrada la razón de sexos, constatamos que lo que ahora se pretende es intentar confinar a la especie en un área reducida, intentando evitar que lleguen a colonizar zonas de la Comunidad foral, como es la parte prepirenaica occidental de Navarra, potencialmente muy valiosas y en las que además apenas hay riesgos de daños a cultivos ni accidentes de carretera al ser zonas muy despobladas. En base a ello, la política actual es intentar eliminar el mayor número de ejemplares en las zonas de expansión, por lo que llevamos varios años en los que se están concediendo en ellas un gran número de precintos, incluso en lugares donde se estaban empezando a verse ejemplares donde antes no los había.
Con esta política se está negando a las sociedades de cazadores y Ayuntamientos la posibilidad de contar en su territorio de caza con una especie de caza mayor de alto valor cinegético, viendo en esta medida un intento del Departamento de que en vez de realizar una correcta gestión, se opta por una política de eliminación para quitarse lo que intuyen puede ser un problema en cuanto a daños y accidentes de tráfico.
Desde esta Asociación defendemos que la gestión del ciervo en Navarra se debe llevar a cabo de una forma integral para todo el territorio donde está asentado y el favorecer hacia las zonas idóneas hacia donde se expande, coordinándose los aprovechamientos de todos los cotos en su conjunto, no acotado por acotado, realizando unos aprovechamientos que tengan como fin un correcto desarrollo de la especie tanto en las zonas centrales como las de expansión, no como ahora que en estas ultimas mas que gestionarlos parece que lo que pretende es erradicarlos.
Por ello, desde Adecana, como asociación de cazadores conservacionistas que somos hacemos un llamamiento a la responsabilidad de las sociedades de cazadores para que vean estas autorizaciones como el límite superior de lo que pueden aprovechar, llevando a cabo sus aprovechamientos de forma racional y sostenible, ya que son los primeros interesados en ello.