MONTERÍAS Y BATIDAS DE CAZA MAYOR

Una modalidad de caza tradicional y necesaria

Miguel Iñigo Noain

Existen modalidades de caza, que podemos llamar individuales como la caza menor al salto y los recechos y esperas en la caza mayor, pero hay otras modalidades de caza que son colectivas, los ojeos de caza menor o las batidas y monterías en la caza mayor. Igual que algunas especies de animales, por ejemplo, los lobos los cazadores humanos nos asociamos, ayudados en algunas ocasiones por perros, para poder capturar a animales más rápidos, fuertes y peligrosos que nosotros.

HISTORIA:

La historia de la caza corre paralela a la de la humanidad, no podemos ignorar que somos cazadores y recolectores desde nuestro origen y así lo demuestran muchas pinturas prehistóricas y documentos escritos y gráficos de la antigüedad (Mesopotamia, Egipto, etc.)

En la Edad Media y en el Renacimiento, la caza era una actividad reservada a la nobleza y consistía en la persecución y captura de un animal determinado, para ello se utilizaban diferentes razas de perros, rastreadores (sabuesos), perseguidores (lebreles) y de agarre (mastines y alanos). Los cazadores iban generalmente a caballo y al final lanceaban a las presas. Hay muchas obras literarias que describen muy bien estas batidas de caza mayor, Alfonso X, Alfonso XI, Gaston de Foix, Alonso Martínez del Espinar, etc. Consideraban que estas cacerías aparte de la caza en si misma, también servían como entrenamiento para la guerra.
Este tipo de cacerías, con algunas variaciones como la aparición de las armas de fuego, se mantuvo hasta el siglo XVIII.

 

 

Con la llegada al trono de la dinastía Borbón cambia el desarrollo de las monterías y adquieren su formato actual, unos cazadores colocados cerrando la mancha y otros ayudados o no por perros la baten para dirigir a todos los animales hacia los que están apostados. A finales del siglo XIX y comienzos del XX toman forma las actuales monterías. En los países centroeuropeos, existe una larga tradición en la organización de la caza, no solo a rececho y en los esperas o aguardos, también en las batidas y monterías, nos llevan muchos años de ventaja y experiencia en su organización.

EFICACIA:

Actualmente y dejando aparte el ejercicio de una actividad consustancial con los seres humanos, las monterías y batidas de caza mayor, son la herramienta más eficaz, ecológica, natural y económica para el control de las poblaciones de fauna cinegética. De esta forma se previenen los daños excesivos en la agricultura y silvicultura, la trasmisión de enfermedades al ganado doméstico y se limitan los accidentes de tráfico por atropello de fauna.

ORGANIZACIÓN Y DESARROLLO:

Para conseguir el éxito de una batida no vale la improvisación, es necesaria una cuidadosa organización y la presencia de un jefe, capitán, o como quiera que le llamemos que organice, decida y resuelva los problemas que se puedan presentar. Se debe tener en cuenta la presencia de animales cazables, la dirección del viento, el terreno y el número de cazadores participantes.

En cualquier tipo de caza colectiva, no debe estar presentes ni el egoísmo ni el afán por un beneficio personal, se debe funcionar como un equipo en el que cada uno ejerce una función en beneficio del resultado final y en todo momento se acatarán las decisiones del jefe de la cuadrilla o capitán de montería.

El reparto de los puestos puede hacerse por sorteo o por decisión del jefe, en función de las capacidades físicas u otras características de los participantes.

 

 

SEGURIDAD:

La caza es una actividad con una siniestralidad muy baja, mucho menor que otras actividades humanas, pero al tratarse de una caza colectiva, las medidas de seguridad adquieren una importancia especial. La correcta situación de los puestos de tiro que, si es posible deben estar separados y protegidos por el terreno, de no ser esto posible deben estar alineados, colocados adelante, para disparar solo sobre animales que hayan sobrepasado la línea de cazadores y superado un ángulo de seguridad de 30º (tres pasos hacia el compañero y dos al frente) y nunca, repito, nunca en la dirección que trae la batida. En estadísticas realizadas en Francia se comprueba que, la mayor parte de los muy escasos accidentes, son por no respetar este ángulo de seguridad.

El jefe de la cuadrilla es el responsable de la colocación de los puestos y de recordar al resto de cazadores las normas de seguridad. En ningún momento nos relajaremos en la atención que debemos mantener mientras dura la batida.

FORMACIÓN:

Es habitual la creencia de que con nuestra experiencia lo sabemos todo, que somos los mejores cazadores, etc. Gran error, siempre hay que estar dispuestos a aprender y para ello es muy interesante la lectura en libros y revistas de autores con grandes conocimientos y capacidad de trasmitirlos. La lectura de autores como A. Covarsí, Yebes, Valdueza, M. Aguayo, L. Mialdea, etc., aparte de ser amena y entretenida es muy interesante para todo cazador que tenga interés en mejorar su formación.