AUMENTO DE LA POBLACIÓN DE JABALÍES Y CORZOS

CAZA EN MAIZALES, PERROS DE AGARRE

 

En los últimos años, la población de jabalíes, corzos y ciervos ha aumentado en Europa, este incremento es más importante entre los jabalíes, pues son animales omnívoros, con pocos enemigos naturales, muy prolíficos y con gran capacidad de adaptarse a diferentes alimentos y hábitats. A esta situación también han contribuido otros motivos, la disminución del pastoreo, de las actividades forestales, los inviernos que son más suaves con menor mortandad, el incremento de cultivos como el maíz, la prohibición o limitación de la caza en zonas con régimen de protección (Urbasa y Andía, balsas, sotos de los ríos, etc.), etc. En Navarra, este incremento de la población de jabalíes se ha notado principalmente en la zona sur (Zona Media y Ribera), donde hasta hace unas décadas, estos animales eran casi unos desconocidos.

Este aumento ha traído consigo un incremento en los daños agrícolas, un aumento del riesgo de transmisión de enfermedades al ganado doméstico y un incremento en el número de accidentes de tráfico por atropello de fauna, hecho en el cual también intervienen el aumento del tráfico y el incremento de la velocidad.

CAZA EN MAIZALES

Como hemos comentado, el canal de Navarra y el aumento de los regadíos han favorecido la implantación del cultivo de maíz en grandes superficies que pueden superar las 400 o 500 robadas, en ellas los jabalíes encuentran refugio y abundante alimento, aumentando su número y ganando peso rápidamente incluso los animales jóvenes.
El método más eficaz, ecológico, económico y natural para controlar estas poblaciones de fauna y limitar los problemas que genera es la caza, pero en estos terrenos con cultivos de alto porte, la actividad cinegética presenta características especiales y genera unas situaciones con mayor riesgo de sufrir accidentes, por ello creemos conveniente recordar algunas normas legales y consejos de seguridad. La ley obliga, entre otros preceptos, a que los puestos de tiro, en estos cultivos, estén elevados, aprovechando accidentes del terreno o mediante estructuras adecuadas, pero no indica la altura mínima que deben tener, debemos recordar que, al disparar, es imprescindible enterrar las balas con un ángulo que minimice el riesgo de rebote para lo cual no basta con subirse a un pequeño taburete, hay una altura mínima que no debemos reducir. Nunca debemos disparar sin ver el final de la trayectoria de la bala, es decir, no dispararemos ni al viso (horizonte) ni en un ángulo paralelo al terreno.

Igualmente, lo correcto es que todos los puestos de tiro estén alineados, que los disparos se realicen cuando el animal haya sobrepasado la línea de cazadores y una vez que haya superado un ángulo de seguridad de 30º con nuestros compañeros, para evitar el riesgo de accidentes por rebotes de las balas. Otra norma de seguridad es que nunca, repito nunca, debe dispararse en la dirección que trae la batida.

PERROS DE AGARRE

Tradicionalmente en Navarra se han utilizado, mayoritariamente, perros de las razas sabueso, grifón, podenco y sus cruces o híbridos. Últimamente está aumentando el uso de perros de agarre y a este respecto debemos recordar lo que marca la Ley.

En Navarra está prohibida la modalidad de caza con perros de agarre y la utilización, en la caza, de las siguientes razas y sus mestizos: dogo, bulldog, pitbull, rottweiler, bóxer, dóberman y presa canario. Acompañando a los perros de rastro pueden participar en la batida hasta un máximo de dos perros de las razas alano o mastín y sus híbridos, pero dos perros en el conjunto de la batida, NO por perrero. La presencia de estas razas de perros de agarre en las batidas debe ser, solamente, para defender a sus compañeros en el caso de un hipotético agarre y solo deben actuar en esta situación, no deben cazar ellos, por su cuenta, mediante los agarres directos de los animales. Hay que recordar que la misión de los perros y los perreros, en una batida, es mover, empujar a los animales para que lleguen hasta los puestos de tiro. No es su función capturarlos directamente ellos.

No cumplir estas normas legales puede suponer denuncias y sanciones al propietario de los perros, pero que pueden afectar también al jefe de cuadrilla.