RECECHOS DE CORZO
El rececho es una modalidad de caza mayor poco practicada en Navarra, consiste en la búsqueda, selección y aproximación a un animal para cazarlo. Su práctica es imprescindible para mantener la población de cualquier especie animal equilibrada y sana.
Recechar no consiste simplemente en ir con un arma al monte y cazar al primer animal que veamos. Debemos conocer bien el territorio y al animal cazado, su biología, sus hábitos y comportamientos, saber distinguir el sexo y edad y, con esos conocimientos, llevar a cabo una caza de gestión, acorde con el Plan de Ordenación Cinegética del coto.
Un territorio tiene una capacidad de acogida determinada para las especies salvajes, si su población supera estos límites, degradan excesivamente el medio y comienzan a sufrir enfermedades. Las batidas de caza mayor son muy útiles para limitar el número de animales de un territorio. Pero el rececho nos permite equilibrar en edades, en sexo y mejorar la salud de la población de dichos animales, podríamos compararlo a la acción de selección que lleva a cabo un ganadero para mejorar su rebaño. Por ello, no debemos limitarnos a cazar a los mejores trofeos, lo cual iría en perjuicio de la especie, también debemos cazar animales jóvenes poco prometedores, enfermos, defectuosos, incluso hembras para conseguir el equilibrio de sexos.
Caza a rececho del corzo
El corzo es un animal muy territorial, defiende con bravura su territorio y, a finales de marzo, cuando los machos adultos han perdido el correal que recubre sus cuernos, expulsan de su territorio a los machos jóvenes, sobre todo a los más prometedores. A partir de abril sus correrías los hacen más visibles en zonas rurales incluso urbanas y se incrementan los accidentes de tráfico por atropello. Abril, mayo y junio son los meses ideales para cazar a los buenos trofeos y a los machos en general. A partir de finales de mayo, los cereales han crecido, los ocultan y, además, los corzos encuentran más alimento dentro del monte, con lo cual es más difícil su localización hasta que llega la época de celo, en la que vuelven a dejarse ver con facilidad.
Los meses de diciembre, enero, incluso febrero son los ideales para abatir las hembras que tengamos asignadas en el POC y, de esta manera, equilibrar la población por sexos.
En esos meses las crías del año anterior ya son maduras y tienen edad suficiente para sobrevivir sin sus madres.
Los recechos exigen un buen conocimiento del territorio, tener en cuenta el comportamiento de los animales, el viento y desplazarse con gran sigilo, haciendo frecuentes paradas en cada asomada para escudriñar con los prismáticos toda la zona, sobre todo los puntos más querenciosos. Una vez que hemos localizado al animal y si cumple los requisitos que estamos buscando, llega la fase de aproximación hasta una distancia razonable de tiro, es imprescindible avanzar con extremo cuidado y con el viento de cara para no delatarnos, aquí es cuando nuestra habilidad y astucia deben superar a los sentidos del animal, a su vista y, sobre todo, a su oído y olfato. Para mí, esta es la fase más atractiva y emocionante de un rececho, en la cual se demuestra nuestra capacidad como cazadores. Los disparos a grandes distancias, tan de moda actualmente, tienen el mérito de ser un buen tirador y dominar las técnicas de tiro (para eso están los campos de tiro), pero no significan que seamos un buen cazador, pues el animal no se siente amenazado y no tiene posibilidad de defenderse y salir victorioso del lance. Los disparos a gran distancia, a más de 220 o 250 metros, solo están justificados cuando circunstancias extraordinarias así lo exijan y, para esas situaciones, debemos tener el arma y visor bien ajustados y estar entrenados para realizar disparos certeros a esas distancias.
Desde ADECANA os aconsejamos leer los libros que se han escrito sobre el corzo, su gestión y su caza por algunos autores expertos en este animal y que son buenos comunicadores. Es frecuente que creamos que somos buenos cazadores, los mejores, que lo sabemos todo, pero debemos ser humildes y estar dispuestos a aprender, nunca se termina de hacerlo.
Para resumir, podemos decir que los recechos deben ser una caza de gestión para conseguir unas poblaciones sostenibles, sanas y equilibradas de una especie animal, buscando mejorar la calidad de los trofeos. La consecución de buenos trofeos en un coto de caza no es consecuencia del azar, sino que es la prueba irrefutable de una buena gestión.