EL CORZO Y SU CAZA

EL CORZO Y SU CAZA ...

UNA ESPECIE EN EXPANSIÓN Y QUE MERECE UNA BUENA GESTIÓN

El corzo es el más pequeño de nuestros cérvidos, hasta hace unas décadas era una especie prácticamente desconocida en nuestros campos y montes, no así en los países de Europa Central y en Gran Bretaña, donde existían abundantes estudios y bibliografía. Actualmente está en un proceso de gran expansión, colonizando con éxito nuevos territorios. Desde hace unos años son muchos los investigadores y escritores que se han dedicado a profundizar en el conocimiento de esta especie. Habita en Europa y en parte de Asia.

Su alimentación es variada, pero muy selectiva y consiste, principalmente en ramonear los brotes jóvenes y las hojas tiernas, alimentos ambos muy energéticos. Esto hace que, cuando la población de corzos es excesiva, se produzcan grandes daños en matorrales, plantaciones forestales jóvenes, frutales, etc., siendo imprescindible el control numérico de sus poblaciones.

Es muy difícil calcular su edad exacta, en su vida podemos distinguir tres etapas: Los jóvenes, los adultos (entre 2 y 6 años) y los viejos de más de 6 años. Para determinar aproximadamente su edad debemos tener en cuenta su morfología, su comportamiento y después de cazado, el análisis de su cuerna y su dentadura.

La cuerna:

Característica exclusiva de los machos, la cambia todos los años y en la época menos favorable del año para su crecimiento, desde noviembre a marzo, meses en los que hay escasez de alimento y hay que tener en cuenta que el desarrollo completo de la cuerna requiere el consumo de mucha energía. Por ello con el paso de los años no siempre mejora, la cuerna de un año puede ser peor que la del anterior, dependiendo de las condiciones climatológicas, ambientales y de la disponibilidad de alimento en otoño e invierno.

 

 

Con la edad, los pivotes óseos que sujetan los cuernos se hacen más cortos y anchos y, como consecuencia, las rosetas sufren el mismo proceso. También parece que se produce una mayor inclinación de las rosetas, pero esto último no es una regla fija y segura.

Caza en batida:

La batida es la modalidad de caza más antigua, es una caza social y colectiva. Desde nuestro origen hemos sido cazadores y era necesario asociarse para capturar a animales que son más rápidos, fuertes, con sentidos más potentes que nosotros y que, algunos, pueden ser peligrosos. Algunas especies de predadores, como los lobos, también utilizan técnicas parecidas. Esta modalidad de caza contribuyó de forma importante al desarrollo de las sociedades humanas y del lenguaje.

En las batidas de caza mayor se valora más el lance que la selección de los animales cazados y se realiza en una época en la que los machos de corzo carecen de cuerna o está creciendo, lo cual dificulta la selección por sexo. Es una modalidad de caza necesaria, casi diría que imprescindible, para el control numérico de las poblaciones.

En Navarra el período de caza del corzo en batida coincide con el de la caza del jabalí.

Caza a rececho y aguardo:

Son las modalidades de caza más selectivas y permiten tener poblaciones equilibradas y sanas, seleccionando el animal cazado, tanto cuando buscamos un buen trofeo como cuando queremos equilibrar las poblaciones por sexos o eliminar animales enfermos o defectuosos. Durante muchos años se ha cazado sin gestionar, pero actualmente se hace necesaria una caza que gestione de forma sostenible las poblaciones animales, haciéndolas compatibles con otros aprovechamientos de campo y del monte. El corzo es un elemento de la biodiversidad y es una riqueza más de nuestro entorno natural, debe estar presente, pero con unas poblaciones razonables, sanas y equilibradas.

En la caza a rececho, es necesario tener buenos conocimientos del territorio, de la biología, hábitos y querencias del animal que estemos cazando y mucha habilidad para desplazarse por el campo de una forma discreta, aprovechando el terreno y, sobre todo, el viento. Somos cazadores, no somos francotiradores y debemos valorar, ante todo, el análisis y la selección del animal cazado y la aproximación, acercarnos a él hasta meternos en su terreno es más importante que hacer disparos a gran distancia, que son más propios de una competición en un campo de tiro que de la caza.

Son modalidades que deberían potenciarse, pues permiten tener una población sana y equilibrada de cualquier especie animal.

Gastronomía del corzo:

Para ADECANA, salvo en algunos casos de caza por control de daños, como ocurre con los predadores, la finalidad de todo animal cazado debe ser su consumo como alimento.

La carne de corzo, como toda la carne de caza es sana, tiene grandes cualidades nutritivas y muchas posibilidades culinarias. Se puede y debe concluir su caza disfrutando con la gastronomía de este pequeño cérvido.

Homologación del trofeo del corzo:

La medición de los trofeos de caza no debe responder exclusivamente a la vanidad personal del cazador, sino que representa una herramienta muy interesante y necesaria para valorar el estado de equilibrio y salud de una población animal. La consecución de buenos trofeos suelen ser indicativos de un hábitat adecuado y de una correcta gestión cinegética.

Para la valoración del trofeo del corzo necesitamos una cinta métrica metálica, estrecha y muy flexible, una balanza o dinamómetro que sea capaz de medir con una precisión de gramos y un recipiente con agua en el que podamos sumergir el trofeo. Las puntuaciones de belleza (color, perlado, rosetas, envergadura y puntas) y las penalizaciones son temas que requieren una amplia experiencia para su valoración.

En ADECANA somos dos personas las que pertenecemos a la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza y a la Comisión Autonómica de Navarra, realizando conjuntamente todas las mediciones y homologaciones de los trofeos. Para más información basta con ponerse en contacto con ADECANA en el teléfono 948175049 o en This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it..

UN ARTICULO DE MIGUEL IÑIGO NOAIN DE ADECANA


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