EL FRÍO Y EL PERRO DE CAZA

CONSEJOS DE ADECANA PARA PROTEGER A LOS PERROS DE LAS BAJAS TEMPERATURAS

Una parte importante de la temporada de caza transcurre durante los meses más fríos del año. Esto, sin lugar a dudas, tiene un efecto importante en los perros y su rendimiento, así como en su manejo. Consultados los servicios veterinarios de la Asociación de Cazadores Navarros nos exponen las consideraciones más importantes que hay que tener para proteger tanto a los perros de caza como a los que tienen el resto de ciudadanos.

Ventajas e inconvenientes del frío

Nada es absolutamente malo o absolutamente bueno, y el frío no escapa a esta máxima. Tiene sus ventajas y sus inconvenientes.

 

 

Cuando comienza la temporada de caza, en agosto con la media veda o en septiembre u octubre con el inicio de la mayor, todos los años vemos perros que mueren por el efecto de las altas temperaturas debido a un golpe de calor. Por desgracia, esta patología mortal consecuencia de una subida de la temperatura corporal por encima de los 42ºC que destruye las células, se suele dar en los mejores perros, en los que más trabajan y más se esfuerzan. Por lo tanto, la primera observación es que los perros trabajan mejor cuando la temperatura es baja, ya que les ayuda a perder el calor que su propio organismo genera durante el ejercicio.

El perro es un descendiente directo del lobo, y el lobo medra en zonas frías del hemisferio norte, por lo que los perros están bastante bien adaptados, de manera natural, para soportar el frío. Los problemas empiezan cuando incluimos las variantes de las distintas razas que el hombre ha creado mediante la selección genética. Hay dos factores determinantes para que el frío les afecte negativamente, el tipo de pelo y el tamaño del animal.

Originariamente el perro posee dos tipos de pelo, el pelo primario, más largo y fuerte que le sirve como protección. El pelo secundario, más corto, fino y sedoso, es como una especie de lana que le sirve como aislante, tanto del frío como del agua. Cuanto más modificado esté este esquema más problemas tendremos. Así por ejemplo, el pointer es un perro que se ha seleccionado para que solo disponga de pelo primario –no tenga pelo secundario que le protege del frío- y que además este sea corto. Además son perros muy atléticos que acumulan poca grasa, que tampoco ayuda en la conservación del calor. Estos perros han sido seleccionados como atletas de alta competición, pero no para soportar climas extremos de bajas temperaturas.

El otro factor también importante en la conservación del calor, es el tamaño del animal. Cuanto más grande es un animal mayor superficie corporal tiene, con lo cual hay una mayor superficie para perder calor. Por ello la mayoría de las especies son más pequeñas cuanto más al sur y mayores hacia el norte. Así un lobo de la Península Ibérica puede llegar a los 35kg., mientras que los lobos del ártico pueden llegar a los 60kg. Por tanto, un teckel tiene más problemas para conservar el calor que un drathaar, por poner un ejemplo.

Lugares críticos

Hablamos de la caza y del frío, pero la actividad cinegética se practica como termino medio una o dos veces por semana durante unas horas, y además el propio calor que genera el perro con el ejercicio suele compensar las pérdidas. Por ello, donde más cuidado hay que observar es la perrera, que es donde el perro va a pasar más tiempo y sobre todo las horas más frías de la noche, por lo que vamos a considerarla como un lugar crítico que vigilaremos especialmente.

 

 

Es importante que la perrera esté cubierta, al menos en parte, para que permanezca seca los días de lluvia ya que el frío más la humedad reducen notablemente la sensación térmica y es cuando un perro pierde más temperatura, por lo que un techo es muy importante. Si además este lleva aislante, mucho mejor para protege tanto del frío como del calor del verano. La caseta debe estar bien aislada, especialmente en su contacto con el suelo, que es de nuevo por donde se pierde más calor.

Con perro de razas pequeñas y/o de pelo corto, conviene que las casetas sean cerradas y tengan puertas abatibles que también aíslan mucho, y no está de más ponerles un punto de calor. Hay unas lámparas de infrarrojos de 60wat., que se utilizan en avicultura, que pueden ser muy útiles. Son baratas, consumen poco y se pueden programar mediante un enchufe con programador para que se enciendan tan solo por la noche –por ejemplo- , cuando la temperatura baja más.

Otro punto crítico son lo remolques donde se trasportan los perros. A un perro le sometemos a condiciones extremas cuando coinciden tres factores ambientales: agua, aire y frío. Si la temperatura ronda los 0ºC, además hace aire y el animal está húmedo, se dan las circunstancias para que tengamos problemas. Muchos de los problemas de neumonías en los perros de caza se producen como consecuencia de estas circunstancias, y precisamente estas circunstancias se dan con frecuencia durante el transporte en un remolque en invierno. No obstante, la mayor parte de los perros que se utilizan para la caza en batida de caza mayor en el norte de Navarra, sabueso, grifones, etc, tienen una espesa capa de pelo que les protege, lo que unido a que se suelen transportar varios juntos se protegen y se calientan unos a otros.

En la actualidad hay remolques con aislante, realmente buenos, específicos para el transporte de jaurías, siendo sus precios más elevados que los que carecen de ellos, siendo este un aspecto a valorar por el rendimiento que tienen para las bajas temperaturas. Una solución para cazadores que cazan con un solo perro, por ejemplo para caza menor, es la de ubicar dentro del maletero un transportin, donde va más cómodo y caliente.